La gran Travesía... todo por un Asterix

Todas las familias guardan ciertas tradiciones, muchas personas cuando son adultas recuerdan que para todos los 18 de septiembre iban al parque, otros que su madre hacia galletas para navidad, mi madre recuerda las épocas de conservas, tostado de harinas, etc. Las tradiciones comunes no son habituales en mi casa, las cosas eran un poco mas desordenadas; salvo las inevitables: el árbol para navidad, la bandera para el día de la patria y el abrazo a las doce para el año nuevo.

Sin embargo hay algo que sí forma parte de las tradiciones de mi familia: los libros, desde pequeños todos los miembros de mi familia leyeron Asterix y Mafalada (incluyéndome) los ejemplares que aun existen en mi casa tiene mas de treinta años, algunos están en estado deplorable. Y, precisamente, debido a esto mi madre decidió regalarle a mi sobrino (en ésta navidad) ejemplares nuevos de Asterix y Obelix, pero... ¡¡ohh gran sorpresa, no se encuentran!! Por alguna extraña razón que escapa de mi entendimiento no llegan a Chile los Asterix, se dice que por problemas legales, los rumores son varios: que en chile exiten problemas legales para traerlos (raro no?), otros dicen que Uderzo tiene una pelea legal con su editorial, etc.

Lo cierto es que hoy es muy difíci encontrar algún tomo... pero, luego de recorrer casi todas las editoriales de Santiago encontré al fin "La gran Travesía" para así seguir con una de las pocas tradiciones familiares que tenemos.

La Muerte de un Tirano

Domingo 10 de diciembre, tres de la tarde... estoy sentada a la mesa junto a mi hermana cuando suena el teléfono. Es mi tía quien llama para preguntarme si estoy celebrando la muerte del general (r) Pinochet, le digo que celebraré y enciendo de inmediato el televisor para ver la noticia.

Pinochet ha muerto a los 91 años en el hospital militar. Una ensalada de sentimientos me recorren: un poco de pena por lo años de historia; impotencia ante tanta impunidad; egoísmo, porque aun cuando es sólo una masa inerte siento que no quiero darle ni siquiera un pedazo de suelo chileno para ser enterrado; rabia porque en el día de su muerte todavía escucho discursos errados e ignorantes a favor del general (r) Pinochet omitiendo trazos completos de historia, esa historia de abusos y faltas... omitiendo también partes de nuestra realidad actual.

Examino todas estas emociones y no encuentro la alegría, no con semejante final: la película está mal relatada y el asesino huye impune de todos sus delitos.

El teléfono suena y suena, son familiares y amigos que quieren demostrar su alegría porque al fin sobre ésta tierra no está Pinochet. Me pregunto si mi sentimiento no es errado y si debiera estar descorchando una botella de champán y celebrar éste día (después de todo es el Día de los Derechos Humanos) pero sólo encuentro pena y recuerdos... algunos propios y otros ajenos.

Recuerdo a Pepe, tal como me contaron que era y cómo fue fusilado en Valdivia.

Recuerdo al esposo de mi Tía, que aún no encuentra sepultura.

Recuerdo a Miguel, a Victor Jara y las imágenes que he visto del Estadio Nacional.

Recuerdo a tantas personas que no pueden estar ahora viviendo estos días... y entonces sólo siento pena.